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Bang y Zelo ~~ solo eres tu. (+18) one shot

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Mensaje por PieronoNeko Miér Abr 24, 2013 9:14 am

Hola!!!
os dejo mi nuevo one shot, espero que lo disfrutéis ^^
advertencia: Lemon
pareja: Bang y Zelo
género: yaoi romance

Zelo, de nuevo esta ahí sentado, en el mismo lugar de siempre, donde lo conociera meses atrás. Ahora, cinco de mayo, no podía vivir sin él. ¿Estúpido? Puede. Pero aquel joven, de tan solo quince años, me había abierto los ojos de tal forma que nunca creí posible.
Un simple día lluvioso se acercó con una sonrisa plasmada en los labios. Momentos antes mis padres me anunciaran la noticia certificada de su divorcio y, yo, no estaba exactamente bien. Con los ojos llorosos me senté en aquel mismo banco. Zelo se limitó a estar a mi lado, otorgándome un abrazo que realmente necesitaba.
Ahora caminaba decidido a agradecerle lo de aquel día.
Esta moviendo las piernas, balanceándolas de arriba a abajo. La camiseta de manga corta negra se movía al tiempo que, él, agitaba los brazos al ritmo de una canción que sonaba en aquellos cascos azules que cubrían por completo sus orejas. El pantalón vaquero en forma de bermuda se remangaba mientras las piernas se mecían y, aquellas deportivas altas y anchas rojas, rozaban el suelo haciendo que un rugido manase de él.
Se sobresalta cuando mi mano toca su hombro y me mira con la respiración agitada. La forma en la que su cabello rubio cae sobre los ojos negros me estremece. Lo cierto es que lo amo demasiado. Lo cierto es que llevamos siendo pareja más de dos semanas. Lo cierto es que.... aun no pasamos de los besos.
Suelto un suspiro mental y luego le sonrío.
-Buenas -me siento a su lado, agarro su mentón para girar aquel rostro estupefacto hacia mi y besar los labios de la perdición.
-¡¿Que haces?! -se aparta nervioso y yo me río. -Aquí pueden vernos....
Suelto una carcajada. Por ese motivo detesto Corea del Sur, no soy libre de amar a Zelo solo por ser hombre, al igual ir yo. Pero a mi no me importaban demasiado lo que la gente dijera al respeto, pues él es la persona que amo. Solo quiero estar a su lado.
-Venga hombre, ¿que importa? -lo miro de reojo y esquiva mi mirada sonrojado. -Algún día se lo dirás a tu familia, ¿no?
-Claro, pero no ahora mismo -se levanto dándome la espalda.
Me incorporo también, no voy a quedarme atrás. Con disimulo entrelazamos nuestros dedos. Apoyo la barbilla sobre su hombro derecho y observo el campo que él puede mirar también.
-Vamos a mi casa -le susurro, le ruego.
Noto su cabeza asentir. Suelto su mano y caminamos el uno al lado del otro siendo los únicos con conocimiento sobre el bello aura que nos envuelve.
Abro la puerta de mi pequeño apartamento y espero a que entre él primero haciendo un gesto con el brazo.
-Gracias -sonríe.
Como todos los días se acomoda en el sofá de cuero negro colocado en la entrada, se recuesta y me mira con aquella mirada de tigre siberiano que me vuelve loco. Golpea con suavidad el cuero, resuena por todo el apartamento, para indicarme que me siente a su lado. Claro que lo hago, no soy idiota.
No camino, vuelo hacia él. No me siento, al contrario, me tumbo sobre su cuerpo que cede ante mi peso. Sus brazos se aferran a mi cuello. Dios mío, no puedo resistirme. Lo beso, más bien lo devoro. Nuestros labios se mueven al compás de la melodía de nuestros corazones , de cada latido. Con las lenguas chocando ferozmente la una a la otra. Mis manos se deslizan por su rostro, llegan a su cuerpo, colándose en el interior de su camiseta, palpando un cuerpo delgado y atlético.
-Te quiero -susurro ronco en su oído. -Te quiero- repito excitado.
-Ban... -comienza a gemir.
Mi nombre en sus labios es algo que no puedo soportar en esta situación. -Espera, por favor...
Me aparto frustrado. Chasco la lengua y me siento en el sofá.
-Perdona -llevo las manos a la cabeza y me inclino un poco mientras las paso por el pelo.
-Ban no sé si estoy preparado...
-Lo sé, perdona...
No puedo aguantar sentado, mi erección duele en el pantalón. Es mejor levantarme y fingir coger unas bebidas, así puedo estirarme.
-Ban -su tono se torna con una pizca de capricho y arrepentimiento.
-No pasa nada -la nevera hace un ruido cuando los frascos de cristal chocan entre si. -Olvídalo.
De todas formas no puedo hacer nada. No lo voy a obligar, lo amo demasiado. Por el amor de Dios, es mi novio.
-No quiero olvidarlo -se acerca a mi. Me besa al ponerse de puntillas.
Sin apartarme consigo dejar los refrescos sobre la mesa, prefiero ocupar los brazos en abrazar ese cuerpo delgado.
-No quiero olvidarme, te amo -dice. Me mira con esos ojos de tigre desolado, eso no es justo, me pierdo... Le perdono.
-Zelo, no pasa nada... Si aún no estás listo puedo esperar -su rostro es suave bajo mis caricias. Intento calmarlo con una sonrisa.
-Ban, quiero hacerlo -sentencia.
-¿Estás seguro?
-Si eres tu sí.
Nos hundimos de nuevo en un beso profundo, algo que nos lleva a más.
Recorro con la lengua el largo de su cuello mientras lo siento estremecer. Caricias que se conducen solas deslizando aquella camiseta negra, retirando unos pantalones muy molestos.
Está expuesto ante mi, cubierto solo por su ropa interior decorada con flores rojas sobre una superficie de tela blanca que marca su miembro, el cual crece cada vez más y humedece la misma.
Su respiración se vuelve irregular, acelerada. Beso la punta de su pezón endurecido, dos de mis dedos pellizcan el otro con suavidad. Zelo se retuerce de placer gritando mi nombre. Quiero sentirlo con la lengua, conocer su sabor. Descubro fascinado que se semeja a su aroma a moras, increíble.
Sigo el recorrido de su cuerpo hasta encontrarme con la goma de su ropa interior. Antes de quitársela me deshago absolutamente de todas mis prendas. Igual a igual ataco con mis manos, masajeo su miembro erecto que palpita entre mis dedos. Muevo la mano de tal forma que enloquece, sus manos no saben donde agarrarse. Sonrío satisfecho.
-Zelo -murmuro bajando la cabeza para abarcar su sexo con mis labios. Me ayudo con la lengua para hacer que sus gemidos aumenten cada vez más, con ellos sus sonrojos.
Le amo, lo hago de tal forma que duele. Por ello deseo que lo sienta bien.
-Ban.... Para... No puedo -mientras arquea la espalda sus manos se apoyan sobre mis hombros.
-Zelo... Zelo...
Gozo de poder besarlo de nuevo. Vivo por hacerlo. Es la sensación perfecta, algo maravilloso que provoca rubores en mí, escalofríos en cada parte de mi cuerpo. Zelo... Él es el único.
De nuevo enfrascados por la pasión de un beso erótico y tierno para distraerlo de dos de mis dedos que se introducen entre sus nalgas. Los muevo ignorando las súplicas placenteras que salen de sus labios.
Está tan mojado, tan húmedo que no puedo resistirlo.
-Ban... Quiere... quiere salir... -tiene lágrimas en los ojos que amenazan por salir provocadas por el placer que nunca antes había salido. Un niño peleón pero inocente. -Hyung, arde...
Bingo. Son exactamente las palabras que necesito para seguir. Si había la mínima oportunidad de que hiciese caso a sus palabras y parase se acababa de esfumar.
Lo siento a horcajadas sobre mi regazo.
-¡Duele! -grita cuando empiezo a introducirme en su interior.
Jugueteo con los dedos en su espalda.
-Lo sé... -muerdo el lóbulo de su oreja.
Cuando me introduzco del todo en aquella calidez no nos movemos. Durante unos minutos nos mantenemos abrazados esperando a que se acostumbre.
En cierto momento comienza a mecer sus caderas buscando las estocadas que gustoso le regalo.
Gritamos, jadeamos, gemimos nuestros nombres mientras todo se vuelve más y más rápido, feroz. Cada estocada hace que un escalofrío recorra mi cuerpo, ponga en tensión cada músculo. Siento que me lleno cada vez más. El contacto de su piel tersa y suave, porcelana contra la mía, me excita más a cada segundo.
Comienzo a ser más rudo. Lo tumbo en el suelo separando sus piernas para que las penetraciones sean mucho más profundas.
-Voy a... -escondo mi rostro distorsionado por el orgasmo inminente en el hueco de su cuello.
-Hyung, no aguanto más....
-Zelo, juntos. Ahora.
Me tira del pelo. La experiencia del orgasmo cosquillea mi entrepierna haciendo que se vacíe por completo. Él lo hace en su estómago.
No puedo más, este niño consume todas mis energías. Tampoco pregunto cuando me dejo caer sobre su pecho agitado.
Es reconfortante la manera en la que sus dedos juguetean con mi cabello castaño, acariciándome provocando en mi un sentimiento de plena felicidad.
-Hyung, te amo -sé que sonríe. Es un presagio estúpido. -No quiero esconderme más.
De inmediato me incorporo. Mi rostro es la viva imagen de un ser infantil.
-¿En serio? -lo beso, no espero su respuesta.
Entre mis brazos se acomoda como un gato ante la chimenea, buscando esa calidez.

~~~~~~~ 2 años más tarde~~~~~

-¡Zelo! -le llamo desde la entrada del parque.
Se gira lentamente y me sonríe tan pronto como entro en su campo de visión.
-¡Hyung! -grita al tiempo que se acerca corriendo.
Se abalanza sobre mis brazos y nos besamos.
En efecto, y no nos escondemos. Hace dos años desde que él aceptó lo nuestro como una relación normal, sin prejuicios.
-Hola enano -le revuelvo el cabello, ahora las puntas eran azules contrastando con su color rubio teñido.
-Babo, no me llames así anda -infla los mofletes. Sonrío.
Sus padres me adoraban, nos aceptaban de esa manera. Ya no pasaba todas las noches solo en mi pequeño apartamento, disfrutaba de su compañía.
Sí. La gente hablaba pero, con él, todo carecía de importancia.
Entrelazamos nuestras manos y caminamos juntos por las calles, recorriéndolas mientras nos informamos de todo lo que ese día nos pasó. Él a punto de terminar la preparatoria. Yo en la universidad estudiado música. Nuestro plan de futuro era vivir en Estados Unidos para poder unirnos por completo aunque comprendimos que no nos hace falta una ceremonia para ello pues ya estamos juntos para siempre.
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